sábado, 10 de marzo de 2018

VIDA NUEVA DE LA POESÍA ITALIANA MEDIEVAL (2018)



Dante Alighieri
Vida Nueva XIII  

Una madrugada cualquiera, paseando por las calles de Florencia, vi a la mujer que había robado mi corazón, Beatrice, cerca de la muralla. Fue en ese momento cuando me detuve, y observé el camino que tomaba. Una extraña sensación me hacía desear que nunca terminase el momento en que nos cruzamos. Inconsciente de mis propias acciones, como si  la locura se hubiese apoderado de mi cuerpo, me di la vuelta y perseguí su leve figura en la oscuridad de la noche. En un momento nos habíamos plantado en el Campanario de Giotto, en la otra punta de la ciudad; era como si el tiempo pasara mucho más rápido a su lado. Pensé en decirle algo a la mujer que me quitaba el sueño, y que seguía allí, andando frente a mí. Pero no me salían las palabras, y permanecí hipnotizado, siguiendo sus pasos. Recorrimos otra larga distancia, hasta me empezaban a doler los huesos, y los párpados se me cerraban. De repente, ella se detuvo. Se giró y me descubrió a su espalda. Y llegados a ese punto me asusté pensando que me preguntaría qué estaba haciendo, y nunca más me miraría a la cara. En lo más profundo de mi ser, pedía que se apiadara de mí. Hasta que se fue. Yo me quedé en ese lugar por unos instantes. Estuve pensando sobre lo que había ocurrido de camino a casa, y al llegar, compuse este soneto:

Todos mis pensamientos hablan de Amor;
y tienen entre sí tal variedad,
que uno me hace anhelar su dominio,
otro afirma ser loco su predominio,

otro, confiado, me causa dulzura,
y otro me hace llorar muchas veces;
y solo coinciden en pedir piedad,
temblando por el miedo que hay en mi corazón.

Por lo que no sé qué camino tomar;
y querría hablar, y no sé qué decir:
así me encuentro en amorosa incertidumbre.

Y si quiero ponerme de acuerdo con todos,
tendré que llamar a mi enemiga,
mi señora Piedad, para que me defienda.

Este soneto se divide en tres partes. La primera describe los muchos sentimientos que aparecen y cómo se superponen entre ellos. La segunda refleja la incapacidad de hacer nada al estar frente a ese amor y la tercera parte hace referencia a la incapacidad de tomar una decisión respecto a esos sentimientos, y se pide piedad.

[Jordi]



Dante Alighieri
Rima lX

A Guindo Cavalcanti
Me acuerdo perfectamente del día en el que se me ocurrió la magnífica idea de llevar a cabo el que sería el mejor viaje que había hecho durante toda mi vida. Ocurrió una tarde de verano en la que había salido a pasear por las hermosas y soleadas calles de Florencia. Tenía previsto pasar por delante del mercadillo que, en días como estos, estaba más vivo que nunca. Me encontraba inmerso en mis pensamientos, cuando de repente una voz grave y que me era muy familiar gritó mi nombre. Era mi queridísimo amigo Guido. Hacía un tiempo que no nos veíamos, así que estuvimos hablando durante mucho rato. Durante la conversación recordamos viejos tiempos, hasta que Guido me habló de Lapo, también un viejo amigo. En ese instante se me ocurrió la idea de hacer la travesía los tres. Siempre nos habíamos llevado muy bien. Fue entonces cuando le propuse la idea. Subirnos a una embarcación los tres, sin rumbo fijo y creando nuevas vivencias, que, en un futuro, se convertirían en viejos recuerdos. Sin temer al  tiempo ni cualquier mal que pudiera echarnos atrás. A Guido le entusiasmó la idea, y aún más, cuando le dije que nos llevaríamos a nuestras respectivas esposas, para que nos complaciéramos entre todos y volviéramos a disfrutar la vida como lo hacíamos antaño.

 Guido, quisiera que tú y Lapo y yo
fuéramos sorprendidos por un encantamiento,
nos colocaran en un barco que los vientos
lo guiasen por el mar a voluntad tuya y mía,

que ni la fortuna ni ninguna tempestad
nos lo impidieran de ninguna forma,
y pudiésemos vivir siempre en una pasión,
donde crecieran las ganas de estar juntos.

Y después con Vanna y Lagia
y con aquella que está sobre el número treinta
pusiera con nosotros el buen encantador:

allí hablaríamos siempre de amor,
y las tres estarían contentas,
como creo que estaríamos nosotros.

Este poema está formado por catorce versos y dos partes. En la primera le hablo de lo magnífico que sería el viaje. En la segunda le habló de nuestras mujeres y de lo maravilloso que sería llevarlas con nosotros durante la travesía. La segunda parte empieza en «Y después con Vanna y Lagia».

[Martina]


Dante Alighieri
Vida Nueva XXVI

Yo yacía en la plaza principal de Florencia, la plaza de la Señoría, el corazón de la vida social de la ciudad. Permanecía sentado en las escaleras de la catedral de Santa María del Fiore, observando a los que pasaban y sobretodo pensando en una mujer a la que admiraba, ella acaparaba todos mis pensamientos, cuando de repente y por casualidad apareció desde una calle y atravesando la plaza, me llamó la atención, pero no solo a mi, era tan hermosa que a cualquiera asombraba, hasta las mujeres la miraban y la envidiaban. Todos quedaron en silencio, mudos al verla y cuando se alejaba se oían montones de piropos y halagos. Ella sabía que era hermosa, y aunque fuera de humilde vestir, a cualquiera dejaba embobado, parecía un ángel caído del cielo, era un ser con una belleza de otro mundo.
                A todos quienes la ven fascina, esa dulzura que desprende es increíble, es perfecta, pero no se sabe si esa dulzura y perfección es la misma que se siente cuando ella es tuya y puedes sentirla más cercanamente.
                Y se puede notar al hablar, con una voz suave y dulce, que tiene un espíritu tranquilo, lleno de amor y ternura que desprende.
                Cuando ella desapareció de la plaza y se encaminó por el Puente Viejo hacia el río Arno, cogí la pluma, la mojé en tinta y empecé este soneto:

Tan graciosa y gentil se manifiesta
la amada mía si serena pasa
que las lenguas temblando quedan mudas
y que los ojos ni mirar se atreven.

Ella se aleja, oyéndose alabada
benignamente de humildad vestida
y da la sensación de haber venido
desde el cielo, a manera de un milagro.

Se muestra tan graciosa a quien la mira
que, al verla, nos produce una dulzura
que no la puede entender quien no la prueba.

Y parece que exhale de sus labios
un espíritu suave, de amor lleno,
que el alma va diciéndole: Suspira.

[Rina]


Dante Alighieri
Rima XXV

Una extraña sensación en la oscuridad me invade desde que me he levantado de la cama. No me deja atravesarla para alcanzar la luz. Solo colores grises y rojos representan mi ira y dolor. Mientras trato de rechazar este sentimiento tan frío, puedo escuchar cómo intentan revivir los latidos de su insensible corazón. Queriendo darme falsas esperanzas. Solo me engaño. Ésta compasión me lleva al vacío. Hacía que me la imaginara con un vestido de color blanco, puro como ella, y con un gran sombrero. Quisiera cambiarle el final al cuento, para no poder derramar una gota más por ella. Cada día se me hace tan eterno que con solo un minuto que pasa veo caer todo sobre mí. El tiempo avanza, estoy vacío y no quiero perder. Algo en mí ya no cree que estés aquí. Todo ello, por un mero accidente del tiempo. Me niego aceptar su muerte, es demasiado dolor para mi alma. Me niego a aceptar que ella ya no está aquí. No tolero no sentir su presencia, no poder ver su dulce cara. Me niego. Nunca encontraré resignación para este gran dolor que siento. Siempre me dolerá en el alma la pérdida de mi amada.

Un día vino a mí Melancolía
y dijo: “Quiero estar contigo un poco”;
y a mí me pareció que ella traía
por compañía al Dolor y la Ira.

Y yo le dije: “Aléjate de mí”;
y como un griego ella respondió;
y razonando a solas con mí mismo,
miré y vi al Amor que se acercaba

con negro manto y con vestido nuevo,
y un sombrero llevaba en su cabeza,
y lloraba, en verdad, amargamente.

Y yo le dije: “¿Qué quieres, bribón?”
Y me respondió: “Tengo miedo, pienso,
dulce hermano, que vuestra amada muere.

[Yohana]


Guido Cavalcanti
Rima XVIII

Esta noche fría meditando desde la ventana de mi alcoba la gente la disfruta en las plazas como cálida, y a mí las dudas me matan. La ausencia que me has dejado está acabando con mi pensamiento desde el día en el que te alejaste. Tenía miedo de  escribir algo para ti. En la mísera soledad me encontraba y solo recuerdo la luz que desprendes, solo me queda eso, tu recuerdo. Llegué al límite, me estabas llevando a la desesperación, echando de menos esa dulzura con la que me mirabas, ese deseo con el que me besabas, y tus carcajadas de donde nacían las hermosas cascadas...Nació la necesidad en mí de decirte lo que pensaba, antes de que en la distancia te sumergiras, entonces cogí pluma en tinta y brotaron juntos:

Nadie niegue la pluma consternada,
la negra tinta, la mano doliente,
las que escribieron dolorosamente
palabras que escuchaste distanciada.

Preguntarán por qué, desde su nada,
pluma y tinta hablan súbitamente:
mi mano las movió y dice que siente
dudas en mi estación desamparada:

dudas que me destruyen muy despacio,
lentamente a la muerte dan espacio
y a pluma, tinta, mano, su desvío.

En tu silencio una palabra espera
que dice y que no dice que ame o muera
y escribe mi pasión en el vacío.

Este soneto se divide en tres partes. La primera parte habla de la tristeza principal que me invade al recordar la ausencia de mi amada. La segunda habla de las dudas que tengo de nuestro amor y la destrucción que está causando el alejamiento de tu amor; en la tercera estoy en la espera de tu respuesta y en la incertidumbre de si seré amado o no. La segunda parte empieza en « Preguntarán por qué»; la tercera, en «En tu silencio».

[Estel]


Francesco Petrarca
Soneto LXI

Hoy es viernes santo y me muevo entre la gente que va saliendo de la catedral. De repente los pergaminos, en el suelo. Levantó la túnica, flexiono las piernas. Justo en el momento, la mirada de ella se cruza con la mía. Le brillan esos ojos de canela molida recién esparcida en el bizcocho. Posesión. Esa mirada el alma me absorbe, lentamente el corazón dejo que la herida abierta sangrara de placer, en el centro de mi pecho. Agradecí que el recuerdo repetirá una y otra vez su nombre. Ella en los trazos mandaba como la única responsable de mi existencia y su partida no entra en mis pensamientos.

Bendito sea el año, el mes, el día
el tiempo, la estación, la hora, el instante,
el rincón y el lugar en donde ante
sus ojos fue prendida el alma.

bendita la dulcísima porfía
que el Amor me liga como firme amante,
y el arco y la saeta lacerante,
cuya herida le abrió en mi pecho vía.

Bendita sea la voz con que sustento
y siembro el nombre suyo en cualquier parte,
y mi ansia y mi suspiro y mi lamento;

y sea bendito todo cuanto arte
en fama suya doy, y el pensamiento
Que es de ella sin que en él otra haya parte.

Este poema está formado por cuatro estrofas. En la primera el autor quiere agradecer el día y el momento que conoció a su amada, la primera vez que se fijó en ella. La segunda estrofa siente cómo la flecha del amor le atraviesa y cómo se enamora y las dos últimas explican que su pensamiento está invadido por su amada, no puede dejar de pensar en otra cosa.

[Nesrin]


Francesco Petrarca
Soneto CXXXII

Hace una semana la vi saliendo de la iglesia. Un bellísimo vestido dorado, llevaba el pelo recogido que le resaltaba sus ojos azulados. Desde ese instante no dejo de tener alucinaciones por ella. No me deja dormir, hablar, comer, ni tan siquiera respirar. Por la calle voy siguiendo mi camino, quiero llegar, estar a salvo. Ella me estará esperando. Necesito  pensar, aclarar mis ideas, pero no aquí. Ah, mi lugar protegido, ella no está. Me gusta pensar que permanece dentro de mis pensamientos, que me escucha y me ama. Mis ojos se abren y respiro, respiro el sabor del dulce río, la fragante hierba. Me duele, me duele el cuerpo, me duele el alma. No entiendo por qué creo que sentía amor. ¿Entonces por qué duele tanto? Estoy indeciso, ella me hace temblar como nada en el mundo. La quiero sin mirarla. La amo sin tenerla.
                Los pájaros hablan entre sí. Yo sumergido en mi paraíso. De repente un dolor como el de un puñal me atraviesa. Uno de los pajaritos parece estar mirándome. Un fuerte piar me sobresalta y me dice: «Mísero humano, ¿por qué arrastras tu tristeza? Si ardes por dentro de amor ¿por qué te lamentas?» Con estas palabras mi corazón deja de latir. «Aún así —añade—  no sabes si tu amor es correspondido . Ella no se halla en este mundo. Si tanto deseas su afecto, viaja a su lado y dile estas palabras.» Después de enunciar esas frases marcha volando. Y con esa incertidumbre en mi cabeza di principio a este soneto que empieza: «Si no es amor, ¿qué es esto que yo siento?»

Si no es amor, ¿qué es esto que yo siento?
Mas si es amor, por Dios, ¿qué cosa es y cuál?
Si es buena, ¿por qué es áspera y mortal?
Si mala, ¿por qué es dulce su tormento?

Si ardo por gusto, ¿por qué me lamento?
Si a mi pesar, ¿qué vale un llanto tal?
Oh! viva muerte, oh deleitoso mal,
¿por qué puedes en mi, si no consiento?

Y si consiento, error grave es quejarme.
Entre contrarios vientos va mi nave
- que en altamar me encuentro sin gobierno -

tan leve de saber, de error tan grave,
que no sé lo que quiero aconsejarme
y, si tiemblo en verano, ardo en invierno.

Este soneto se divide en tres partes. En la primera parte me cuestiono un sentimiento, que al principio creo que es Amor, pero que me provoca muchas dudas. En el segundo me planteo mi actitud, entre dos conductas. En la última evoco mis dudas. Destaco el uso de oxímoros.

[Berta]


Francesco de Petrarca
Soneto CCXCII

Ya no. No está. Esa mujer, la mujer en que tenía esperanza y ganas de oportunidad. Mi suponer del tratado de mi angustia y de lo harto que estoy con el ser mismo. Ella. Ella era mi musa a mi ilustración íntima. Mi escribir era suyo; todo el mérito a este arrebato era gracias a esos ojos que deslumbraban al caer la oscura noche pero que cegaban a la luz del día, de esos labios que me incitaba a mordisquear, esas piernas descubiertas por culpa de su blanco y fino y largo vestido que marcaban sus perfectas curvas y mi boca abierta, una cinta que recogía y resaltaba su cabello claro. Pero ya no. No está. Se ha marchado llenando un hoyo de su persona carnal y vaciando mi corazón y pensamiento. Dejando mancha a seres que conocía y que ella no sabía que la conocían. ¡Y sin embargo vivo todavía! Intacto y viviente. Aunque por dentro mi ser miserable no encuentra la forma de retener el defecto natural del humano, el desconsuelo.  Escribo mi reflexión ante llanto vivo, sin la presencia de la mujer, ahora eternamente. Me cuestiono el futuro de estos escritos sobre esa mujer, que ahora sin su alma, no pueden tener sentido alguno. Ahora sigo mi camino asfixiado de daño y dolor. Sin qué expresar. Ya no. No está Laura. Esa mujer que acabó con mi palabra y mi sentido.

Sus ojos que canté amorosamente,
su cuerpo hermoso que adoré constante,
y que vivir me hiciera tan distante
de mí mismo, y huyendo de la gente,

Su cabellera de oro reluciente,
la risa de su angélico semblante
que hizo la tierra el cielo semejante.
¡poco polvo son ya que nada siente!

¡Y sin embargo vivo todavía!
A ciegas, sin la lumbre que amé tanto,
surca mi nave la extensión vacía…

Aquí termine mi amoroso canto:
seca la fuente está de mi alegría,
mi lira yace convertida en llanto.

Este soneto está divido en dos partes con final. Empieza a explicar cómo Laura, la mujer le inspira describiendo su persona: «Ya no. No está.». En segundo lugar empieza en un «Pero ya no. No está», hablando de lo que siente cuando no está la presencia de la mujer. «Ya no. No está Laura»: menciona a la última frase a la mujer en el que le «deja vacío».

[Ruth]


Francesco Petrarca
Soneto CCLXXXI

He decidido ponerme en marcha hacia mi guarida, mi refugio, mi asilo.  Hace tanto que no entablo una conversación con nadie… ni un solo cruce de palabra con persona alguna. Solo con mi dolor. Me siento vacío. Tengo ganas de llorar, solo.
                He llegado a mi amado refugio. Estoy llorando, la fina hierba que recubre el suelo está húmeda. Son mis lágrimas.
                No me gusta que me vean llorar. Siempre he buscado un lugar solitario para hacerlo, como mi refugio. Allí no hay absolutamente nadie, salvo mi soledad y yo.
Estoy pensando en ella. Siempre lo hago, desde que me la arrebataron. Lloro por ella, sufro por ella.
                Hay veces que hasta me la imagino, me parece verla en un río, bañándose; pero convertida en una hermosa ninfa de los bosques. Está en la orilla, acariciando su fino cabello, cogiendo agua con una hoja doblada y resistente, echando el agua sobre su bello cuerpo.
                También la veo caminando, pero ya no como una ninfa, si no como la mujer divina que es ella. Caminando por los prados llenos de flores, agachándose cada vez que ve alguna de su gusto. Se las va colocando en su regazo, y las lleva en brazos como si fuese una criatura pequeña.
                Deambula por el prado. Hasta que llega a mí. Se detiene delante de mí y me observa. Su mirada es sensible, llena de lástima. Lástima hacia mí. Me mira unos instantes, y sigue su camino. Observo cómo poco a poco se va alejando de mí. Me quiero mover. No puedo. Levantarme es imposible. Lo único que consigo hacer es gritar por ella, por su nombre.
                De repente me despierto, miro a mi alrededor. Estoy solo. Lo único que oigo es a los pájaros cantar y mi acelerada respiración. Y ¿ella? Ella no está. Ni siquiera en mis sueños, y mucho menos en mi vida.

Mil veces, hay, en mi refugio amado,
huyendo de mí mismo y de la gente,
con mi llanto las hierbas he bañado
y ha roto el aire mi suspiro ardiente.

Mil veces, receloso, me he emboscado
entre sombras buscando con la mente
al placer que la Muerte me ha quitado,
al que suelo llamar frecuentemente

Ora en forma de ninfa o de otra diva
que en el fondo del Sorga esté morando
y salga a reposar en una riba,

ora la he visto, por la hierba andando,
pisar flores como una mujer viva,
y en su aspecto piedad de mí mostrando.

Este soneto está dividido en dos partes. En la primera parte explico cómo una y mil veces hago lo mismo día tras día.  En la primera estrofa de esta primera parte hablo sobre mi refugio. La segunda estrofa trata sobre ella, cómo la muerte me la ha quitado de mi lado.
                En la segunda parte, empiezo a explicar el anhelo que siento por volver a verla, tanto que hasta me la imagino viva. Por último hablo de la pena que ella siente al verme tan afligido.

[María]


Cecco Angiolieri
Soneto

Aquella noche fue una de las más largas de mi vida. Con la luz de la luna alumbrando el Río Arno cruzaba el Ponte Vecchio. Las fiestas de Carnavales convertían la tranquila Florencia en un paraíso terrenal de fiestas, juegos y diversión. Mientras la ciudad se encontraba en una época de alegría y jolgorio, yo, en cambio, aborrecía esas fiestas donde los hombres mediocres pretendían buscar la fama y el divertimento en bailes y juegos absurdos.
                Con la rabia de un toro contenida en mi interior, conseguí llegar a mi destino: El Palazzo Davanzati. Mi padre me había citado allí para asistir a una fiesta aristocrática de Carnaval. Y yo, que no hay nada que odie más que a la gente noble, excepto a los mediocres, claro está, no pretendía darles la impresión que se esperaban de uno de los poetas más famosos y buenos de Florencia. Mi padre me recibió con una extraña alegría, probablemente, para aparentar que era un buen progenitor, nada más lejos de la realidad. Yo, simplemente, pasé de largo y fui a buscar a una buena doncella que hiciera enfadar a mi padre y al día siguiente todos hablarían de cómo Cecco Angioleri deshonró a otra familia más.

Si fuera fuego, quemaría el mundo;
si fuera viento, lo arrasaría;
si fuera agua, lo ahogaría;
si fuera Dios, lo hundiría

si fuera papa, estaría contento;
pues molestaría a todos los cristianos:
si fuera emperador, ¿sabes qué haría?:
les cortaría la cabeza a todos.

Si fuera la muerte, buscaría a mi padre;
si fuera la vida, le rehuiría:
lo mismo haría con mi madre.

Si fuera Cecco, como soy y fui,
tomaría a las mujeres jóvenes y bellas:
les dejaría a los demás las viejas y feas.

Este soneto explica mi visión del mundo; en la primera estrofa cuento qué haría con el mundo si fuera una catástrofe natural; en la segunda cuento qué pasaría si fuera un hombre poderoso; en la tercera enseño el destino que merecen mis creadores y por último, en la cuarta muestro cómo soy y lo que hago a diario.

[Lluis]

No hay comentarios:

Publicar un comentario